Pues sí: ¡La Tierra Prometida existe!
Este verano te invito a un taller único en el que la fotografía y el disfrute de la naturaleza se funden en una misma experiencia. Recorreremos algunos de los paisajes más mágicos del noroeste peninsular: el río Tera y el Lago de Sanabria, donde podremos refrescarnos tras las sesiones fotográficas; y Las Médulas, un escenario mítico donde exploraremos los contrastes entre los árboles quemados y los fondos rojizos de las areniscas.
Fotografiaremos el paisaje puro del Lago de Sanabria en amaneceres y atardeceres de fuego, y en “Los Trece”, el lugar donde he desarrollado muchas de mis técnicas, trabajaremos la experimentación y la mirada creativa. Todo ello acompañado de buena comida —carnes y verduras de la zona— y el ambiente inspirador de un grupo de amantes de la fotografía y la naturaleza.
Un taller para vivir, sentir y crear.
Este será uno de los viajes fotográficos más significativos que he organizado, un recorrido por algunos de los lugares más ligados a mi forma de entender la fotografía y el paisaje. Se desarrolla en una zona que conozco profundamente, donde paso gran parte del verano explorando la luz, la calma y la experimentación.
En las Lagunas de Villafáfila, trabajaremos la técnica del espejo, la creación de atmósferas y el minimalismo visual, en un entorno donde el horizonte se pierde y la luz transforma cada instante. Allí la simplicidad se convierte en poesía, y el silencio del paisaje invita a una mirada más interior.
En el Lago de Sanabria, además de disfrutar de un entorno privilegiado y refrescarnos en sus aguas, fotografiamos amaneceres y atardeceres de intensidad mágica, buscando reflejos, texturas y la pureza del paisaje en estado esencial.
Y en Las Médulas, donde el fuego ha dejado cicatrices recientes, exploraremos los contrastes entre los árboles quemados y las areniscas rojizas, descubriendo cómo la naturaleza renace y sigue inspirando belleza.
Será un viaje para crear, sentir y redescubrir la relación entre el paisaje y la emoción, un taller donde la fotografía se convierte en experiencia, en arte y en encuentro con uno mismo.