PITAS

PITAS


En el Cabo de Gata, las pitas, estas pieles del desierto, se alzan como esculturas del viento: formas alargadas, elegantes, dibujadas con la paciencia del sol. Sus hojas, de suaves tonos pastel, guardan cicatrices que el tiempo ha convertido en arte.


Cada marca, cada grieta, cada línea es un trazo involuntario que compone figuras únicas, como si la planta hablara en un idioma secreto. Hay algo de dureza y algo de ternura en su piel áspera, en su silueta firme contra el cielo.


Fotografiar las pitas es descubrir la belleza escondida en lo seco, en lo resistente, en lo que sobrevive y transforma el paisaje con su sola presencia.

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