Jaizkibel. 5-7 Junio del 2026

Jaizkibel

cicatrices antiguas que la Tierra decidió no ocultar

 Jaizkibel es un lienzo esculpido por el tiempo, donde cada roca roja revela un ritmo secreto de curvas y líneas. Los estratos se ondulan como brazos gigantes que abrazan el mar, formando patrones que guían la mirada y estructuran la composición. No hay caos: incluso en su aparente desorden, la geometría surge con fuerza, invitando al ojo del fotógrafo a recorrer cada pliegue, cada arco y cada grieta.


Las formas redondas de las piedras contrastan con los cortes angulosos de los acantilados, generando tensión visual y equilibrio en la misma escena. Los estratos rojizos, oxidados y erosionados, dibujan líneas paralelas y diagonales, horizontes fragmentados que parecen coreografiados por la naturaleza para ser fotografiados. Cada curva es una pista, cada línea un camino hacia el encuadre perfecto.


La luz del Cantábrico revela con sutileza estas formas: sombras que acentúan la profundidad, reflejos que destacan los relieves, matices de color que van del ocre al rojo intenso. La combinación de textura, color y geometría convierte cada rincón de Jaizkibel en un laboratorio visual donde explorar ritmo, abstracción y perspectiva.


Fotografiar Jaizkibel es seguir las curvas, respetar las líneas y dejar que la roca dicte el encuadre. Allí, la composición no se inventa: se descubre, se lee, se interpreta, se siente.

Fecha: 5-7 de junio

Alojamiento: este tendrá lugar en una confortable casa rural con varias habitaciones, cocina, parking y vistas al mar.

Precio: Habitación individual 350e (solo hay tres), literas compartidas o sofá cama 250e.

Incluye: Todo incluido. Tanto la cena del viernes como la del sábado tendrá lugar en la casa rural. El sábado comeremos en Jaizkibel un picnik. Los desayunos se llevarán a cabo en la casa rural. 

Número máximo: 10 personas

IMPORTANTELa ruta es de dificultad media-alta, pero quiero asegurarte que es completamente realizable si caminamos con calma y disfrutamos de cada paso. La ida nos regala un descenso suave y contemplativo, mientras que la vuelta será necesario hacerla despacio, disfrutando del paisaje y con la satisfacción de haber conquistado un paisaje único.


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